Alejandro Leyva Aguilar
No va a tardar en que pase en Oaxaca y en todo el país pero imagínese una escena así: usted circula tranquilamente en su automóvil en una ciudad eminentemente turística, es usted oriundo de esa ciudad y va en su cotidianidad en su vehículo conduciendo por una calle que usted conoce perfectamente.
De repente se percata que al lado suyo, entre el tráfico van caminando varios hombres armados hasta los dientes, con armas de grueso calibre, quizá R-15 o AK-47, encapuchados y con fornituras militares, pero por la capucha y por los uniformes negros usted sabe que no son ni de la Guardia Civil, ni del Ejército, la Marina Armada, la Policía Estatal o la Municipal.
No le hacen a usted absolutamente nada pero caminan dispersos por la avenida, alcanza a contar uno, dos, tres, diez, veinte, cincuenta y se comienza a preocupar porque todos están encapuchados y fuertemente armados, luego escucha ese sonido potente y hueco de una detonación de arma de fuego que es inconfundible, luego otro, luego ensordece por tantos disparos.
Trata usted de huir de ahí, de ponerse a salvo porque toda esa escena le infunde MIEDO, TERROR a ser usted el objetivo o un afectado colateral de un ataque armado de grupos antagónicos que pueden estar enfrentándose. No se puede ir porque el tráfico está detenido y solo tiene dos opciones, o se baja del vehículo y corre, o se queda en él.
¿Suena exagerado?, pues no. La escena es real, sucedió en la otrora pacífica San Cristóbal de las Casas Chiapas, un estado gobernado por morena y famoso porque en 1994 ahí comenzó la rebelión zapatista que fue literalmente aplastada el mismo día de su inicio por el antiguo ejército mexicano que entonces sí servía para el fin por el que fue creado.
Y no eran diez, ni veinte, ni cincuenta; fueron CIEN PERSONAS ARMADAS, con capuchas y chalecos anti balas las que tomaron el pasado martes, las instalaciones de un Mercado y las calles de la zona norte de San Cristóbal de las Casas y justamente a un día de que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDEÑA), anunció el despliegue de 500 efectivos en la zona indígena de Los Altos de Chiapas.
Eran aproximadamente las 10 de la mañana cuando decenas de hombres armados llegaron al Mercado del Norte muy conocido en San Cristóbal por la venta de flores y comida y comenzaron a disparar al aire y es que ese Mercado en especial, según testigos, también se había convertido en un centro de distribución de mercancía robada y drogas, por lo que posiblemente dos grupos se pelean el territorio de venta.
Y qué cree usted… las autoridades municipales, estatales o federales no dieron un solo parte de los sucedido, ni mucho menos hablaron de la situación de inseguridad que vivieron los “coletos”, quienes si dieron informes, fueron los medios de comunicación locales que dijeron que centenares de personas se resguardaron en viviendas y comercios de la zona y en una tienda departamental que ahí se ubica pues TEMÍAN POR SU VIDA.
¿Qué venden en el Mercado Norte?, pues desde autos robados, mercancía robada y estupefacientes, cocaína, marihuana, cristal, etcétera.
¿Abrazos no balazos?, parece que el crimen organizado sabe perfectamente que son protegidos del gobierno federal, que con toda impunidad pueden desplegar 100 hombres en una ciudad turística y que no les harán absolutamente nada porque la instrucción del peje a “los seres humanos” integrantes de las bandas del crimen, es que causen MIEDO, TERROR Y PÁNICO ENTRE LOS HABITANTES justamente para dominarlos, para someter a la sociedad, una sociedad cuya única arma es, su credencial de elector.
Los “motonetos” en San Cristóbal es uno de los grupos delictivos que se peleaban el control del Mercado Norte de San Cristóbal y no es la primera vez que hacen incursiones así en el destino turístico, ya han causado muertes porque disparan al aire para hacer sentir su presencia a los ciudadanos indefensos y la policía no hace absolutamente nada.
López está jugando con fuego al pactar presuntamente con los narcos o al mandar señales de que nos los combatirá porque el que pacta con el diablo, siempre sale perdiendo; quizá le de resultado en el 2024, pero si no cumple acuerdos puede acabar muy mal.
De entrada y como lo adelanté, los mexicanos tenemos sólo dos caminos y uno está en riesgo: el primero es hacer conciencia de que el régimen ESTÁ UTILIZANDO EL MÉTODO DEL TERROR PARA SOMETERNOS y segundo, CON ESA CONCIENCIA Y CON NUESTRA CREDENCIAL DE ELECTOR, APROVECHAR EL VOTO SECRETO PARA MANDAR A AMLO Y A SU ESTIRPE A LA CHINGADA EN 2024.
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