ERNESTO REYES

Con la reforma electoral presentada esta semana por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se les cae la máscara y el maquillaje a los presuntos demócratas quienes, desde diversos ámbitos, particularmente el académico, siguen defendiendo el modo de hacer política del antiguo régimen. Ya están respondiendo como enjambre de abejas enfurecidas.

También quienes van a resentir, si se llegase a aprobar en todos sus términos dicha reforma, serán los eternos vividores de los partidos políticos que por la vía uninominal o plurinominal se hacen elegir en cada periodo electoral para seguir “representando” a los habitantes de un distrito o una circunscripción.

Asimismo, se borrará la casta divina que con onerosos sueldos y atribuciones se ha apoderado de instituciones supuestamente autónomas como el INE y sus homólogos en los estados y en los tribunales. 

Cuando todavía no se apagan los resplandores de la reforma eléctrica que frenó la oposición, encabezada por Dino Claudio (Claudio X. González) a través de las dirigencias partidistas que actúan como mercaderes de los intereses nacionales, la osadía de AMLO es dejar en quienes se opongan, el costo político en las actuales y próximas elecciones. 

Sin embargo, si la gente hace suyas las modificaciones, aunque no salga avante la reforma, los partidos políticos nacionales PAN, PRI, PRD, MC, más los partidos regionales o estatales que se nieguen, irán cayendo en las preferencias hasta hacerse tan pequeños que, aún con las reglas que ellos mismos impusieron en la actual legislación, pierdan el registro.

En la propuesta enviada al poder legislativo, AMLO garantiza que el voto ciudadano se ejerza libremente y amplíe sus alcances para crear un nuevo sistema electoral robusto y a prueba de cualquier fraude o anomalía de las que tenemos ingrata memoria. Caso concreto, el fraude del año 2006 orquestado por Fox e instrumentado por Elba Esther Gordillo, gobernadores priistas y los medios de comunicación, para entronizar al espurio, Felipe Calderón.  Otro tanto hicieron las televisoras para crear un producto televisivo que significó el gobierno a Enrique Peña Nieto. 

Un resumen muy apretado de las propuestas, indican que:

-Desaparece el Instituto Nacional Electoral, pero se crea el Instituto Nacional de Elecciones y Consulta (INEC); se reduce el número de diputados y senadores y desaparecen los plurinominales (aunque una definición clara requiere de un análisis aparte, pues se proponen cambios en los distritos y en la forma de elegir a nuestros representantes a través de listas electorales). 

-Desaparecen las OPLES y los tribunales electorales locales; se reducirán los Congresos Locales que tendrán un mínimo de 15 y un máximo de 45 diputados. “En suma, las elecciones serán más baratas porque actualmente son las más costosas del mundo”, se afirma en la presentación de la iniciativa.

Para propósitos informativos, conviene saber que:

-El voto popular nombrará a consejeros y magistrados electorales.

-Se transforma el INE por el INEC.

-Se reduce el financiamiento de la autoridad electoral.

-Se federalizan las elecciones por lo que desaparecen los encargaos de los procesos electorales en los estados, así como de los tribunales electorales locales que responden a intereses de gobernadores o partidos en el poder.  

-Además de reducir a 300 diputados y 96 senadores, a nivel estatal se aminora el tamaño de los congresos locales y para los municipios se plantea disminuir el número de regidores.

-Se reduce el presupuesto de los partidos políticos, en tiempos muertos; será exclusivamente para campañas electorales.

-Se facilitará el voto de los mexicanos en el extranjero porque actualmente no hay facilidades para que los residentes participen de manera ágil.

-Se implementaría el voto electrónico por internet, pero se mantendrán casillas donde no haya este servicio.

-Se contempla una disminución de los tiempos oficiales en radio y televisión y se modifican las definiciones de propaganda electoral para que se puedan difundir actividades relacionadas con servicios públicos.

-Las elecciones en México dejarán de ser las más caras del mundo, normalizando la vida democrática con la participación directa de las y los ciudadanos. Se ahorrarán a nivel nacional 24 mil millones de pesos.

Lo que queremos es que en el país haya una verdadera y auténtica democracia y no una simulación, ha dicho el presidente. Yo le creo. Ya se escuchan los ladridos.

@ernestoreyes14

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