Alejandro Leyva Aguilar

Cuando el peje se dio cuenta que no iba a cumplir con su promesa de llegar a un 6 por ciento de crecimiento, tazado en producción de bienes y servicios, es decir en el Producto Interno Bruto (PIB), entonces como Hugo Chávez, Fidel Castro, Evo Morales o Nicolás Maduro, decidió que ese indicador -usado en todo el mundo para medir la productividad nacional- no servía para nada y habría que cambiar de medición.

Ya no hay que medirnos de acuerdo a esas cifras engañosas, nos dijo, mejor hay que medir la felicidad del ciudadano, así que se inventó el índice de “bienestar”… quién sabe cómo se mida eso pero así llamó y explicó que tenía que ver con qué tan contento estaba el ciudadano mexicano con este gobierno de la cuatroté.

O sea ya no importa cuánto produzca el país, ya sabemos que tres años consecutivos hemos estado por debajo del cero, es decir México no produce, gasta más de lo que genera y pe eso la inflación está por las nubes y eso repercute directamente en los bolsillos de los ciudadanos a los que les alcanza menos con los que ganan.

No sirve absolutamente de nada que hayan aumentado el salario mínimo, si el índice inflacionario es superior al incremento de los sueldos y salarios. Con lo que ganaba un mexicano pagado con salario mínimo en el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto, le alcanzaba para comprar una canasta básica; en este 2022, ganan más, pero su salario no les alcanza ni para comprar la mitad de esa canasta básica.

Es decir, antes un huevo costaba un peso, ahora un peso cuesta… mucho trabajo ganarlo.

Pero hay que hacerle caso al “presidente”, así en minúsculas y entre comillas y midamos el “bienestar” de los ciudadanos. Un estudio publicado por instituciones financieras como Vanguard, Aon e Invested que miden justamente el Bienestar Financiero, reveló que más del 86 por ciento de los mexicanos “vive endeudado y cargado de cuentas pendientes que se comen hasta más de la mitad del dinero disponible”.

¿Quién puede tener bienestar, si vive cargado de deudas?, el 86 por ciento de una población de 120 millones de habitantes, es una cifra descomunal, somos -y me incluyo- 103 millones, 200 mil Mexicanos que vivimos con algún tipo de deuda (una hipoteca de vivienda, créditos bancarios, tiendas departamentales, etc) y solo 16 millones 800 mil compatriotas no tienen deudas. En ese universo vas a encontrar al bodoque López Beltrán y sus hermanos, a Felipa Obrador, a Martinazo y Pío, a Slim y parentela, a los Salinas Pliego y parentela, etc.

Solo de noviembre a la fecha el incremento de las personas en situación de deuda se incrementó un escandaloso 25 por ciento, toda vez que en noviembre, el porcentaje fue solo de 59 por ciento, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en su Encuesta Nacional sobre las Finanzas de los Hogares.

El estudio de las instituciones financieras denominado “Bienestar Financiero, Reporte México 2022”, dio como resultado que 18.97 por ciento de los adultos -a algunos les llega su dádiva y ni así salen de deudas- destina más de la mitad del ingreso mensual al pago de adeudos cuyo impacto deja su economía EN MODO DE SOBREVIVENCIA.

También arrojó el estudio que 41.16% de las personas desembolsa entre el 20 y el 50 por ciento del salario a los créditos, préstamos y cuentas por pagar; mientras que el 26.50%, transfiere menos de 20% de su dinero a los mismos fines. No obstante, solo el 13.38 por ciento de los adultos mexicanos (es decir 16 millones 800 mil), se mantiene libre de deudas y a salvo de los problemas económicos, sociales y anímicos que genera el sobre endeudamiento.

Si hablamos de BIENESTAR, el estudio revela que 53.76 por ciento de los mexicanos ESTÁ AGOBIADO POR PROBLEMAS DE DINERO, tasa que convierte a ésta, en la principal preocupación para millones de familias mexicanas.

Pero no solo nos agobia el dinero, también el trabajo afecta al 45.6% de la población adulta porque los salarios son pírricos y les causa ESTRÉS FINANCIERO, toda vez que el dinero que ganaban antes, ahora no les alcanza para comprar lo básico. La salud ocupa el tercer lugar de estrés con un 32.73%, porque les causa temor enfermarse de algo, dado que desapareció el Seguro Popular y ahora tienen que pagar consultas y medicamentos que, además están en desabasto.

Al final de la tabla de preocupaciones y por consiguiente de bienestar que genera estrés entre la población, están los problemas personales con 17.56% y en la cola están quienes no tienen ningún tipo de estrés que apenas representa un 9.26%.

Como nos podemos dar cuenta, ni en su propio indicador de “bienestar”, el peje y la cuatroté salen bien librados, por que la situación generalizada que vivimos en el país es de incertidumbre y abandono por parte de instituciones que se han visto maniatadas por los recortes presupuestales o por su aniquilación de parte de quien dijo que los mexicanos SERÍAMOS MÁS FELICES… ajá.

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