Arquidiócesis de Antequera Oaxaca
San Marcial Oaxaca, 25 de febrero de 2022.
“Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan el corazón” (Sal 94,7-8)
A los Presbíteros, Religiosos, Religiosas y fieles laicos de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca:
Reciban mi saludo cordial, que este tiempo de Cuaresma sea favorable para la renovación personal y comunitaria, que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
¿Con qué actitud vamos a vivir esta cuaresma? Los invito para que este tiempo nos mueva a la conversión y podamos crecer en la fe, la esperanza y el amor. Llenemos nuestros desiertos de Dios, y aprovechemos este tiempo escuchando su Palabra que es viva y eficaz en nosotros, y nos hace madurar con docilidad para hacer fecunda nuestra vida, descubriendo el valor del silencio y dejando los ruidos que nos distraen.
Seamos humildes y dejémonos guiar por Dios, los seres humanos somos limitados, no lo sabemos todo, no lo entendemos todo, no lo podemos todo. En estos tiempos hay engaños que son difíciles de detectar, pero también muchas oportunidades que no logramos apreciar. Reflexionemos cuanto tiempo hemos perdido y cuantas cosas buenas hemos dejado pasar; a cuantas personas hemos engañado, y en ocasiones a nosotros mismos. No nos cansemos de hacer el bien al prójimo, practiquemos la caridad dando con alegría, este es un tiempo propicio para buscar a quien está necesitado; para llamar a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar a quien sufre la soledad.
Les exhorto a vivir la Cuaresma con Jesucristo, ir con Él, que nos ayude a conocernos y a superar las cosas que nos hacen daño o con las que hemos dañado a otras personas. Que Él nos enseñe también a perdonarnos y a tener una mirada de misericordia. Intensifiquemos la “jornada de oración y ayuno por la paz que tanto necesitamos, para que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra”.
Que esta Cuaresma nos ayude a llegar con el corazón renovado al gran misterio de la Pascua y podamos cantar con gozo y alegría, como nunca antes lo hemos hecho.
Con mi oración y bendición.