Alejandro Leyva Aguilar
Llegó a México la secretaria de energía de Estados Unidos Jennifer Granholm a decirle a la nuestra -Rocío Nahale- que su postura respecto de la Reforma Eléctrica impulsada por el “presidente”, así en minúsculas y entre comillas, es contraria a la suya y fue tanto el enojo del inquilino de Palacio Nacional, que fue a parar al Hospital Militar para que le practicaran un cateterismo.
Tanto cochambre ha de tener el peje en sus venas, que se le estaba taponeando una arteria, sobre todo después de enterarse que en Estados Unidos le están marcando una ruta contraria a sus deseos de monopolizar la energía eléctrica de nuestro país.
Tan mal se sintió don López que dijo que en caso de morirse, “ya tenía listo un testamento político para evitar que México caiga en la ingobernabilidad”, vaya ego inflado del “pinche” presidentito que cree que sin él, nuestro país entraría en la anarquía.
Para empezar, la Constitución Política de nuestro país, como el de casi todas las naciones en el mundo, contemplan claramente qué pasa si el gobernante en turno, dejará de existir o se volviera, por alguna razón loco o incapacitado para ejercer el poder. Claro que no necesitamos de un “testamento político”.
El simple hecho de mencionar que tiene un testamento y que éste serviría para que los mexicanos no nos peleáramos entre nosotros mismos, es un acto de ingravidez mental, su cabeza flota en la sin razón y nos plantea la posibilidad de que el cateterismo del “presidente”, es lo de menos, lo importante es la salud mental de quien dirige los destinos de México.
Lo ofusca y predispone el contrasentido a sus deseos y, pareciera que está inmerso en una burbuja donde el centro del mundo es México y el centro de México es él. No se da cuenta que vivimos en un mundo globalizado donde si ocurre algo de importancia en el rincón más apartado del orbe, tiene repercusión casi inmediata en el resto del mundo.
Aquí puede confundir a los bobos que le creen a sus “foros” sobre la reforma eléctrica, puede incluso manipular al lumpen, pero ante la inmediatez de la información, ante la contundencia de las economías de mercado, ante la legalidad de los contratos donde está plasmada su propia firma, no hay mucho qué hacer.
Si el peje llegara a faltar en estos momentos por muerte prematura, enfermedad por virus o de plano enloqueciera -que ya no le falta mucho- los mexicanos por supuesto que no entraríamos en la anarquía, habría un Presidente interino que convocaría a nuevas elecciones e inmediatamente se tomarían las medidas necesarias para restablecer el orden que un solo hombre con su necedad inquebrantable ha tratado de desaparecer.
Claro que entraríamos en un proceso de reconciliación social, porque el ingrediente de polarización que es la propia personalidad del peje, ya no estaría presente y ya no jugaría el papel de divisor como hasta este momento lo ha hecho. México sería uno y no el México dividido de los chairos y los fifís
Polarizar a la sociedad tiene in efecto devastador en las sociedades, es una estrategia que ocupa el populismo para someter al país, al capricho de una sola persona, eso paso en la Italia Fascista de Benito Mussolini; la Alemania Nazi de Hitler fue una copia de los preceptos derivados de la “marcha sobre Roma”.
No hay mejor caldo de cultivo para un populista enfermo, que una sociedad dividida, así que se equivoca López si piensa que nuestro país terminará en la anarquía si el se llegará a morir, no se lo deseo pero ¡qué favor le haría a México si llega a pasar!.
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