HOMILÍA DE MONS. PEDRO VÁZQUEZ VILLALOBOS, ARZOBISPO DE ANTEQUERA OAXACA
13 DE JUNIO DEL 2021. Me alegra muchísimo poder compartir este momento de fe y que nos alimentemos juntos de la Palabra de Dios y de las experiencias de la vida. Yo aprendo de ustedes a vivir la fe, en esa humildad y sencillez de corazón, en ese silencio interior, en ese dejar tantas cosas para venir a un encuentro con Dios, en ese darle la importancia del día domingo, me evangelizan y necesito que me sigan evangelizando, que me sigan evangelizando porque, con su presencia y su forma de evangelizar, me están diciendo: necesitamos de Dios. Necesitamos tener ese encuentro con Él para fortalecernos, para animarnos en la vida, para llenarnos de esperanza, para encontrar una lucecita en el camino que nos vaya iluminando ante las diferentes situaciones que vivimos.
Hoy, la Palabra de Dios, con esa sencillez, nos deja grandes cosas. El Señor explicaba y daba Su mensaje a través de ejemplos sencillos, que los oyentes entendían muy bien pero, al grupo de discípulos, al grupo de apóstoles, el Señor les dedicaba un poquito de más tiempo porque quería que Su mensaje fuera comprendido en todo su contenido, porque ellos, después, lo iban a transmitir y lo iban a vivir.
Quienes son campesinos, o ustedes que a lo mejor en su casita tienen una macetita y allí depositaron una semillita, entienden muy bien cómo es el Reino de Dios. Una semillita que se siembra y que, sin saber cómo, va a nacer, va a crecer y, si es una semillita de la que esperamos recoger frutos, pues vamos a recoger frutos, pero, todo, todo, nos dice Dios, lo hace Él, porque dice: se deposita la semilla en la tierra y ese hombre, que depositó la semilla, sin saber cómo, pasan los días y las noches y esas semillita se va convirtiendo en lo que tiene que convertirse y da fruto, sin saber cómo.
¿Quién hace todo ese trabajo? Dios, Dios es el que hace germinar… Dios es el que hace germinar. Aquí, quisiera que siguiéramos aprendiendo. A veces nos desanimamos, porque no vemos resultados inmediatos de lo que estamos haciendo. Transmitimos enseñanzas, motivamos a las personas, y no vemos la respuesta. Se nos olvida que Dios está trabajando en ellos, se nos olvida… Dios es El que trabaja, no somos tú y yo, Dios es el que está trabajando.
Aquí quisiera decirles, por ejemplo a ustedes, padres de familia, no se me desanimen. Cuando ustedes se ponen a hablar con sus hijos y les transmiten enseñanza, les siembran esos principios, dejan en ellos una semillita y, a veces esperamos que, de un día para otro, esta persona cambie y, como no cambia, nos desanimamos, perdemos la esperanza.
Vamos dejando que Dios trabaje… Dios es el que va a trabajar, tarde o temprano veremos lo que quisiéramos ver ya ahorita, el resultado, el cambio de vida, la conversión… ¡Paciencia!, no desespere, usted siga haciendo lo que tiene qué hacer, usted siga poniendo en Dios ese proyecto que usted tiene en favor de su hijo, cómo lo quiere ver, cómo quiere que siga creciendo, deje allí ese proyecto y no se me desanime porque, a veces, también, resulta que cuando hablamos muy en serio, muy tranquilos, muy en paz, y hablamos al corazón, al ratito vemos que fue peor… “oye, fue peor esto… Dios mío, en lugar de que enderezara la vida, fue todavía peor, no, pues yo ya no debo decir nada, yo ya me tengo que callar, ahí que muera…”
¡No, no! Dios está trabajando… así como trabaja en esa semillita que se sembró en la tierra, así trabaja Dios en estos seres queridos que usted tiene… con estas personas con las que usted trabaja, ahí está trabajando Dios y debe de tomar conciencia de eso, para que no pierda la esperanza, tal vez usted está viendo, sigue viendo el desorden, sigue viendo la maldad, usted tiene qué decirle a Dios: “Señor, esto es lo que yo veo pero, a la vez, creo que Tú trabajas, que Tú sigues trabajando. Trabaja, Señor, y haz lo que yo no sé hacer, lo que yo no sé hacer. Habla al corazón como yo no he sabido hacerlo. He sembrado y no sé cómo seguir trabajando ahí, pero sé que es Tu Obra, y Tú vas a hacer esa obra y ese crecimiento en mi ser querido”
Los invito a no desanimarse, a no perder la esperanza, a vivir siempre con el ánimo muy abierto, con la fuerza necesaria para seguir dando pasos hacia adelante. No se nos desanimen.
Esta situación que vivimos, nos ha traído un desgaste, un desgaste de muchos tipos, nos ha encerrado, nos ha apartado de nuestros seres queridos, hemos dejado de hacer tantas y tantas cosas que nos ayudaban a crecer en el amor, a sentirnos muy cerca de las personas. Ahora vivimos solos y eso ha agravado la situación. Necesitamos que alguien alimente nuestro corazón, nos anime y nos llene de esperanza y, esta pandemia, nos encerró y si en nuestro entorno ha habido ese dolor y ese sufrimiento por contagios, y no se diga por muertes, cómo nos hemos desgastado pero tenemos que vivir animados, esto tendrá su fin… tendrá su fin y tendré que seguirme cuidando y tendré que seguir cuidando a mis hermanos y a mi familia, a mi gente, a mis compañeros de trabajo, pero siempre con esa esperanza, con ese ánimo.
No desmaye. No desmaye. Lo necesitamos de pie y lo necesitamos fuerte ¡fuerte! ¡Fuerte en Dios! Y, Él, siempre está con nosotros, siempre está trabajando en nuestras personas y en quienes están frente a nosotros o en nuestro entorno. Dios está trabajando, Dios hace Su Obra.
Pues que tú y yo seamos capaces de experimentar la obra de Dios en nuestras personas, y si podemos ayudar a otros para que ellos también experimenten la obra de Dios en sus personas, en sus vidas, en sus actividades, qué bueno, Bendito Dios.
Y, ya para terminar, no quiero dejar pasar este domingo, porque si lo dejo pasar, después se me olvida y no fue muy a tiempo lo que tengo qué decir.
Aunque ya lo dije en un comunicado que envié a mis sacerdotes y que por supuesto mis sacerdotes lo han dado a conocer, y que envié a ustedes, hermanos de la prensa, quiero aprovechar este domingo y el espacio de la Catedral para decir lo siguiente. Han puesto en los autobuses de nuestra ciudad, un como anuncio sobre el aborto y con todas sus letras dice “católico, que la Iglesia católica no condena el aborto. No condena el aborto” casi diciéndonos que estamos de acuerdo, que los católicos, que la Iglesia católica está de acuerdo con el aborto. ¡Eso es mentira!
El aborto ¡es un crimen! ¡un asesinato! ¡un vil crimen contra alguien que no puede defenderse! Contra un inocente que tiene derecho a vivir. ¡Tiene derecho a vivir!
Así como nosotros tuvimos el derecho de nacer y de vivir y nuestros padres quisieron y nos cuidaron, así también los que siguen formándose en el vientre de una mujer, ¡tienen derecho a vivir! Y eso que está ahí, en los camiones, no es la doctrina de la Iglesia Católica, no nos quieran confundir. ¡No nos quieran confundir! No quieran dañar a nuestra Iglesia diciendo que estamos de acuerdo en el aborto ¡NO!
Aunque en el Congreso de nuestro Estado hayan aprobado, la Iglesia Católica ¡no está de acuerdo en el aborto!
¡Nunca estaremos de acuerdo en que asesinemos!
Somos defensores de la naturaleza, grandes defensores de la naturaleza los oaxaqueños, defendemos las montañas, defendemos los ríos, luchamos por esto y por aquello. Defendemos a los animalitos, a los animalitos, pero no defendemos la vida de un ser que se está formando en el vientre de una mujer. ¡Qué contradicción!
¡Defiendo los árboles, defiendo los ríos, defiendo los perritos, defiendo los que habitan en las montañas, todos esos animalitos, los defiendo! Hay letreros: Prohibido matar, prohibido esto y prohibido aquello… ¡Ah! Pero la vida humana ¡qué decimos de la vida humana! Guardamos un silencio, guardamos un silencio. No maltratemos a los perritos, ni siquiera a los perritos callejeros, ¡eso! Pero quítale la vida al que tiene derecho a vivir. ¡Qué crueldad! ¡qué mentira! ¡qué barbaridad!
Y, esos letreros, los quieren confundir. La Iglesia Católica no tiene esos principios ni esa doctrina. Aunque ahí hayan grupos que dicen ser católicos, no es cierto ¡no son católicos! Porque, si lo fueran, no andarían promoviendo el aborto.
No estoy enojado… se descompuso el micrófono, se descompuso y se subió el volumen solito, yo no lo subí, se subió solo… ¡pero me duele mucho esto, me duele mucho esto y me duele que nos quieran utilizar! ¡utilizar! A usted y a mí… usted es católico, yo también… nos quieren utilizar. No dejemos que nos utilicen. Digamos: eso es mentira, eso no es cierto.
Después escucharé lo que dije, porque no sé qué dije… lo que Dios quería que dijera, lo dije y cómo Dios quería que lo dijera, lo dije.
Espero no haber herido a nadie ni haber molestado a nadie pero, eso sí, amemos a Dios y demostrémoslo en todos los momentos de la vida.
Que así sea.