Alejandro Leyva Aguilar
Me dejó un mal sabor de boca la elección del pasado domingo seis de junio pero sobre todo, me dejó una profunda preocupación por el futuro de México y su vida democrática como la conocemos en la actualidad.
Aunque no fue lo mismo que en 2018, el pueblo de México le sigue creyendo a una persona que tiene altos indices de autocracia y lo cuál es una puerta abierta a la dictadura y una que ya hemos visto los mexicanos por la televisión en los hechos que pasan en Venezuela por ejemplo, o la que vive aún la Cuba socialista.
El despertar de los mexicanos, no se vio apoyado por los partidos de oposición que se tardaron demasiado en poner el dedo sobre la llaga y demostrar los yerros de don López desde las dirigencias de los partidos de oposición… nos tardamos mucho y me incluyo a pesar de que he sido un crítico acérrimo de la transformación de cuarta.
Aun así, en 2018 morena obtuvo 30 millones de votos y en esta elección solo 16, perdió 14 millones de votos; eso nos habla de un desencanto de la ciudadanía que no cree en lo que amlo le dice al pueblo todas las mañanas y esa tendencia seguirá al alza en las elecciones que vengan, sobre todo porque ahora sí estará acotado en a Cámara de Diputados donde se aprueban los presupuestos.
Y tenemos que ser muy críticos. Esos 16 millones de mexicanos que votaron por él, no son exactamente unos potentados en el análisis político, son beneficiarios de sus dádivas electorales; es decir, adultos mayores, Ninis, Siervos de la Nación y empleados de los gobiernos morenistas a los que obligaron a votar.
Esos 16 millones que emitieron su voto por morena, no lo hicieron previo análisis de los candidatos, sino de los beneficios de estirar la mano para recibir un apoyo, aparte de los vicios de nuestra democracia como el acarreo, la compra de votos y hasta la intimidación.
Otro dato interesante, es la Ciudad de México, obradorista desde que el peje se dedicó a dar pensiones a adultos mayores y a regalarle dinero a los ninis. Ayudó a mucha gente con tal de controlar políticamente al corazón del país que es la Ciudad Capital. Esa hoy está dividida.
El mapa político de la CDMX, otrora Distrito Federal quedó quebrado por la mitad como la película “Nuevo Orden” que no le gustó mucho al peje en su estreno, pero que marca el divisionismo justamente de la Ciudad más grande del Mundo.
Panistas y morenistas convivirán de un lado al otro de la ciudad con una línea bien marcada entre unos y otros y, ya veremos los resultados de cada una de las delegaciones en cuanto a seguridad, salud y demás servicios que deben prestar. La señora Shiembaun no ha de estar muy contenta.
Morena redujo su poder ese es un hecho a nivel nacional aun ganando la mayoría de las gubernaturas en juego, sobre todo por ese asunto de CDMX donde la concentración poblacional es muy grande.
Caso aparte merece Oaxaca, aquí en nuestro estado, la Alianza PAN-PRI-PRD obtuvo triunfos en 6 distritos locales y en unos 30 municipios, los 10 distritos federales fueron para morena, cual cuota al peje, si embargo que la Coalición “Va por Oaxaca” haya recuperado unos 5 distritos a pesar de las decenas de visitas que hizo el peje a la entidad, suena como a triunfo.
Un amigo de Morena -de esos que si piensan- me dijo que los resultados en Oaxaca son “normales” porque el estado es un bastión morenista y es verdad, lo mismo que Guerrero donde -dijera un connotado político oaxaqueño- “si pones una vaca, gana”, eso justamente pasó.
Muchas vacas ganaron por el efecto amlo y sus dádivas electorales, aquí no hubo muchos arrepentidos y ante ese panorama solo queda pensar que el próximo gobernador o gobernadora del estado, saldrá de las filas de ese engendro de partido político.
A menos que el poder los vuelva locos…
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