Bahias de Huatulco, 21 de noviembre de 2018. Juan Arturo López Ramos.- En las cálidas y romántica noches de Huatulco, al pasar por Don Porfirio y observar las alucinantes luces de la parrilla, destellando como lluvia de estrellas para cocinar las deliciosas langostas, los exquisitos camarones gigantes, sus extraordinarios cortes y su alegre ambiente, de inmediato se avivaba el deseo de entrar a este legendario restaurante, cuya deliciosa gastronomía se convirtió en atractivo ineludible, del nuevo, moderno y bellísimo desarrollo turístico de Huatulco.

Este mágico lugar lleva también el nombre de un enorme presidente de México, quien a tras haber recibido un país envuelto en guerras interminables, -un país en ruinas-, en un brevísimo periodo de 30 años lo transformó en una nación con reconocimiento mundial, con una moneda más fuerte que el dólar, y construyó los ferrocarriles y los puertos de la nación, además de los edificios más bellos de México.

Huatulco es un crisol de historia: el puerto cosmopolita más importante del México antiguo hacia Centro y Sudamérica, que continuó los primeros años de la colonia, donde Cortés embarcaba sus tocinos hacia Honduras y el Perú y desde aquí, los Europeos persiguieron el sueño interrumpido de Marco Polo: Europa añoraba los terciopelos, las sedas, los perfumes, los marfiles, las especias, la riqueza de Oriente y aquí surgieron los intentos de la Nao de China que finalmente concluyeron en Acapulco por su mayor cercanía con la Nueva España. Fue tan importante puerto comercial, que aquí, Francis Drake capturó el galeon Santa Ana con un millon de monedas de oro.

Desde hace casi cuatro decadas, vivimos un nuevo instante en la historia milenaria de Huatulco. Nezahualcóyotl decía que nuestra vida es apenas un suspiro, una flor, un instante. Y dentro de ese instante del prodigio de vida que Dios nos ha permitido, es un verdadero privilegio compartir con ustedes la celebración de los 25 años y la remodelación de este memorable restaurante: Don Porfirio, cuyas mesas han visto desfilar grandes personalidades del país y aún del extranjero; desde médicos eminentes, deportistas extraordinarios, músicos virtuosos, artístas destacados, políticos y empresarios de gran nivel, y desde luego, punto obligado de encuentro de relevantes personajes locales, que junto con visitantes notables, en estas mesas han debatido, discutido y acordado, decisiones muy importantes para construir esta nueva etapa en la historia de Huatulco.

Este entrañable espacio de culto a la gastronomía, ha sido vertíce de encuentro de hacedores de historia, pero también de inolvidables historias personales.

Además de las delicias de su cocina y el esplendor de sus bebidas, inmumerables visitantes han recibido la calidez, la gentileza, la enorme calidad humana y la esmerada atención de sus apreciados propietarios: don Adolfo García Minutti y doña Cecilia Flores, quienes además de haber formado una bellísima familia, con su lealtad sin límites, con su perseverancia, con su obstinación, con su terquedad, con su fe inquebrantable y con su profundo amor a Huatulco, han vencido innumerables retos con grandes sacrificios, que finalmente han florecido en hermosos frutos, más allá de sus éxitos empresariales, porque el Huatulco de hoy los reconoce, los aprecia y los considera como lo que realmente son: un pilar fundamental en la construcción de la nueva historia de este hermosísimo, entrañable e inolvidable destino turístico de Huatulco.
Pintura de la Cruz de Huatulco Juan Arturo López Ramos.

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